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Tres simples pasos para volverte un experto en la fase de plántula de la marihuana.
Índice:
Al cultivar marihuana, puede ser difícil mantener vivas las plántulas, especialmente para los cultivadores novatos. Pero, con una buena comprensión de las plántulas y sus necesidades, la fase de plántula resulta mucho menos amenazante. Sigue leyendo para descubrir tres simples pasos para cultivar plántulas sanas.
Al buscar semillas de cannabis, procura escoger una variedad adecuada para ti. Esta elección depende de varios factores: tu nivel de experiencia y destreza en el cultivo, tu presupuesto, tu material de cultivo, tus preferencias de efecto y sabor, o si cultivas en interior o exterior.
En cuanto al medio de cultivo, siempre recomendamos plantar en una tierra ligera, bien aireada y ligeramente ácida, con un pH de 6,3-6,5. También aconsejamos mezclar un 20-50% de perlita con el sustrato, para mejorar la aireación y la retención de nutrientes. Cuanto más fertilizante vayas a dar a tus plantas, más perlita deberías añadir al sustrato para ayudar con el drenaje y prevenir el bloqueo de nutrientes.
Al regar, riega directamente la tierra alrededor del tallo de las plántulas, y hazlo únicamente cuando la tierra esté completamente seca (para más info, ver la sección sobre exceso/falta de riego más abajo). Y ten en cuenta que las plántulas (especialmente las de cepas autoflorecientes) son extremadamente sensibles al fertilizante: nunca las plantes en una tierra demasiado rica en nutrientes, y no empieces a aplicarles fertilizante hasta que hayan desarrollado 3-4 pares de hojas verdaderas.
Y en cuanto a las macetas, recomendamos los siguientes criterios para plántulas feminizadas o autoflorecientes.
Al cultivar autoflorecientes, recomendamos plantarlas directamente en su maceta definitiva. Dado que estas plantas tienen un ciclo de vida corto, es mejor evitar someterlas a ningún tipo de estrés innecesario, incluido el trasplante. El tamaño de la maceta dependerá de la variedad escogida y del tamaño del espacio de cultivo, pero la mayoría de cultivadores usan macetas de 5-15l para sus autoflorecientes.
Si cultivas semillas feminizadas, el trasplante no es un problema tan grande, ya que estas cepas tienen tiempo de recuperarse del estrés. Al usar macetas de germinación Easy Start, puedes fomentar una salud robusta para tus plantas desde el primer momento. Debes trasplantar las plántulas justo antes de que empiecen a superar sus macetas iniciales. Normalmente, recomendamos trasplantarlas en cuanto hayan desarrollado unos pares de hojas verdaderas cuya extensión cubra totalmente la circunferencia de la maceta.
A partir de aquí, la mayoría de cultivadores de interior ponen sus plantas directamente en macetas de 12l, pero puedes usar macetas más grandes o pequeñas que se adapten a la cepa que estés cultivando o tu ambiente de cultivo. Ten en cuenta que, si cultivas plantas fotoperiódicas feminizadas, puedes (y deberías) trasplantarlas a macetas más grandes varias veces, para maximizar su desarrollo – lo que significa que no necesitas trasplantar tus plántulas directamente a una maceta gigante.
A la hora de escoger una maceta adecuada para sus plantas, los cultivadores tienen muchas opciones: desde las típicas macetas baratas de vivero, hasta las sofisticadas smart-pots. Pero, aunque es posible cultivar buena hierba en macetas de plástico baratas, hay un par de cosas que debes tener en cuenta al elegir los tiestos para tu marihuana.
1. Agujeros de drenaje
Procura que tus macetas tengan buen drenaje, para proteger tus plantas contra los hongos patógenos y la podredumbre de la raíz. Si las macetas no tienen agujeros (o algún otro tipo de malla para permitir el drenaje), tendrás que perforarlos tú mismo.
2. Aireación
Una de las funciones del sustrato es servir como lugar de intercambio de aire entre las raíces y el entorno. Las macetas smart-pots, como la maceta de tela RQS, ayudan a las raíces a respirar, permitiendo que les llegue más oxígeno. Esto da lugar a un crecimiento más rápido y vigoroso, plantas más sanas y mejores cosechas.
3. Tamaño de la maceta
Si pones las pequeñas plántulas en tiestos enormes, aumenta el riesgo de regarlas excesivamente, ya que las raíces no serán suficientemente grandes para extraer todo el agua del medio de cultivo. Entonces, el agua que permanezca en el sustrato ahogará a las raíces y atraerá plagas y patógenos a tu jardín o cuarto de cultivo.
Las semillas de marihuana necesitan cuatro cosas para germinar: calidez, humedad, oscuridad y tiempo. Para cultivar plántulas sanas, germina tus semillas usando alguna de las siguientes técnicas.
Coloca cuidadosamente tus semillas entre unos trozos de papel de cocina humedecidos, y ponlo todo en un recipiente de plástico con tapa. Mantén el recipiente en un lugar cálido y oscuro (idealmente, a una temperatura entre 20-25°C). Deja una pequeña abertura en la tapa para permitir el intercambio de aire fresco.
Pon tus semillas en un vaso de agua y déjalas reposar en un armario a 20-25°C durante 24-48 horas. En cuanto veas las raíces primarias brotando de tus semillas, estarán listas para plantar. Si tus semillas no germinan tras 48 horas en remojo, cambia al método del papel absorbente. No dejes las semillas sumergidas en agua durante más de 48 horas, o se pudrirán.
Tus semillas estarán listas para sembrar en cuanto se abran y empiece a brotar su pequeña raíz primaria, de color blanco. Pon tus semillas germinadas en la tierra a una profundidad de 1cm aproximadamente, con la raíz primaria hacia abajo. De este modo, tus plántulas no tendrán que reorientarse.
Otra opción es usar los kits de germinación de RQS (para cepas autoflorecientes o feminizadas) para proporcionar a tus semillas las condiciones perfectas desde el primer momento. Este kit contiene: macetas de germinación llenas de perlita y bacterias beneficiosas, un propagador, y luces de cultivo para que tus semillas cobren vida.
Ahora que tus semillas ya están en la tierra, comienza el verdadero desafío. Las plántulas de cannabis son extremadamente delicadas; al estar provistas únicamente de unas raíces frágiles y un pequeño par de cotiledones (el primer par de hojitas rectangulares), los factores estresantes pueden acabar con tus plántulas en pocas horas. Pero, una vez conozcas las necesidades concretas de tus plántulas, sabrás cómo optimizar su entorno para ayudarlas a convertirse en plantas sanas.
Las plántulas tienen necesidades muy particulares en cuanto a temperatura, humedad e iluminación; si no se satisfacen estas necesidades básicas, las plántulas podrían morir. Para conseguir los mejores resultados, recomendamos cultivar las plántulas pequeñas en un propagador, donde puedes crear fácilmente el ambiente perfecto para su buen desarrollo.
A las plántulas de marihuana les gustan las temperaturas diurnas de 20-25°C, mientras que de noche prefieren un ambiente más fresco (unos 4-5°C por debajo de las temperaturas diurnas). El calor estresará a tus plántulas y atrofiará su crecimiento; y esto, en una fase tan temprana, puede tener consecuencias letales. Uno de los síntomas del estrés térmico de las plantas son las hojas secas con los bordes enrollados. Con el tiempo, las plántulas pueden desarrollar otros síntomas, incluyendo un follaje pálido y tallos rojos o morados. El estrés por calor también puede provocar hojas débiles y marchitas, con las puntas dobladas hacia abajo.
Por otro lado, el frío puede congelar las células de las plántulas y afectar a su capacidad para transportar y procesar nutrientes, agua y oxígeno. Esto provocará un retraso en el crecimiento y, si no se trata adecuadamente, podría matar a las plántulas. Algunos de los síntomas que indican que la temperatura es demasiado baja son: hojas marchitas, crecimiento lento y falta de turgencia/firmeza en las plantas.
Cuando las raíces todavía son pequeñas y se están desarrollando, las plántulas de cannabis absorben agua por ósmosis a través de las hojas. Para optimizar este proceso, es muy importante mantener unos niveles de humedad relativa del 65-70%.
Los niveles de humedad inferiores al 20% atrofiarán seriamente el crecimiento de tus plántulas y podrían causar que las plantas desarrollen síntomas similares a algunas deficiencias nutricionales (hojas amarillentas o moteadas). Por otro lado, si la humedad es superior al 60%, se formarán zonas húmedas que pueden provocar que las hojas se pudran o marchiten, y además atraerán a hongos y/o plagas y otros patógenos. Una vez que tus plántulas entren en fase vegetativa, debes mantener la humedad relativa al 50%.
Las plántulas son sensibles a la luz y se quemarán bajo bombillas HID o LED demasiado potentes. Del mismo modo que las plantas adultas, si las plántulas sufren estrés lumínico desarrollarán hojas quemadas y arrugadas. Por otro lado, si no reciben suficiente luz, formarán un tallo delgado y larguirucho, y se desplomarán.
Para obtener los mejores resultados, recomendamos cultivar las plántulas bajo un ciclo de luz 18/6 usando bombillas CFL con un espectro de luz azul, durante los primeros 10-14 días. Cuando las plántulas hayan desarrollado hojas verdaderas sanas y al menos 2-3 nudos, puedes ponerlas bajo luces HID o LED más fuertes para empezar la fase vegetativa.
Obviamente, quienes cultivan en exterior no pueden cambiar la temperatura o la humedad con solo apretar un botón. Si cultivas al aire libre, tienes tres opciones para la fase de plántula:
La frecuencia con la que debes regar tus plántulas depende de varios factores. La mejor forma de promover la salud de tus plántulas es germinándolas en un medio de calidad y bien aireado. Deberás cultivarlas en macetas con buen drenaje (las que mejor funcionan son las de tela y los Air-Pots) y, si es posible, bajo luces CFL estándar colgadas a una distancia de unos 25-45cm por encima de los tiestos.
El tipo de luces que utilices, el tamaño de las macetas, la composición exacta del sustrato y la temperatura y humedad relativa del cuarto de cultivo o jardín, influirán de forma directa en la frecuencia del riego. Ten en cuenta que para saber en qué momento debes regar las plántulas y cuánta agua necesitan hace falta tiempo y práctica.
Las plántulas de marihuana prefieren los ambientes cálidos y húmedos (pero no demasiado). Durante los primeros días de su ciclo de vida, las plántulas absorben el agua a través de las hojas, ya que sus sistemas de raíces están aún sin desarrollar.
Recuerda que no existe una regla de riego universal; la forma y el momento de regar tus plantas jóvenes variará en función de los factores mencionados arriba. Una buena regla general es regar solamente cuando el suelo se haya secado. Introduce un dedo en la tierra, a unos 2cm de profundidad, para comprobar si está seca.
Cuando llegue el momento de regar tus plántulas, lo mejor es hacerlo pronto por la mañana o justo antes de encender las luces de cultivo. Esto permitirá que la planta absorba el agua durante el día a medida que va creciendo. Además, el calor del sol o de las luces de cultivo evaporará parte del agua del sustrato, lo que ayuda a prevenir la acumulación de bacterias y hongos perjudiciales.
Siempre que el suelo esté seco. Esto podría ser cada 3-7 días, dependiendo de:
Una vez más, no hay un solo enfoque para regar las plántulas, y la cantidad exacta de agua dependerá del tamaño de las macetas. En la mayoría de los casos, no necesitarás más de 1-2 tazas de agua cada vez.
Nos ha pasado a todos; tus plántulas parecen perfectamente sanas, y de repente las encuentras desplomadas sobre las macetas. En 24 horas (o a veces menos), se han marchitado y han muerto.
Este fenómeno, llamado "marchitamiento fúngico", está causado por hongos como el Pythium, la Botrytis y el Fusarium. Aunque estos hongos pueden permanecer inactivos en el suelo, empezarán a crecer cuando las condiciones sean demasiado húmedas. El riego excesivo y los niveles de humedad elevados son algunas de las causas más frecuentes del marchitamiento fúngico.
Lamentablemente, cuando tus plántulas muestren los primeros síntomas del marchitamiento fúngico (un tallo flácido y descolorido), ya no podrás hacer nada para salvarlas. En ese caso, recomendamos sacar las plántulas afectadas del propagador/cuarto de cultivo lo antes posible, para detener la propagación de los hongos.
Para evitar el marchitamiento fúngico, debes controlar la temperatura y la humedad relativa del ambiente de cultivo, y evita regar demasiado. Y procura usar un sustrato y unas macetas con buen drenaje.
Por último, para minimizar aún más la posibilidad de una infestación de Pythium, Botrytis o Fusarium, utiliza siempre tierra nueva, o esterilízala metiéndola en el horno hasta que alcance 85°C.
Las plantas de marihuana sanas tienen un aspecto verde y vibrante, por lo que cualquier tipo de decoloración en los tallos u hojas puede indicar que sufren estrés nutricional.
Recuerda que las semillas están repletas de nutrientes para ayudar a las plántulas durante su fase inicial. Y, una vez se agoten estos nutrientes, es el momento de que intervengas y empieces a fertilizar las plantas con los nutrientes necesarios para que puedan crecer y florecer.
Los bichos y las plagas pueden destrozar las plántulas en menos de un día. Para evitar esto, es muy importante que el entorno de tus plántulas esté limpio, y tenga unos niveles de temperatura y humedad óptimos. Evita regar demasiado e infórmate bien sobre las plagas comunes del cannabis para poder detectarlas y tratarlas a tiempo. Aquí tienes algunas de las plagas más frecuentes:
1. Mosca del mantillo
Estas pequeñas moscas negras se alimentan de tus plantas y ponen sus larvas en la tierra húmeda.
2. Ácaros araña
Los ácaros araña, de color rojo o negro, viven en la cara inferior de las hojas y a veces tejen telas de araña protectoras alrededor del follaje sano. Les encantan las condiciones cálidas y secas.
3. Minadores de hojas
Estos insectos pequeños, esbeltos y alados dejan unos rastros irregulares (similares a los de los caracoles) en hojas sanas.
4. Mildiu polvoroso
Como su nombre sugiere, el mildiu polvoroso es un tipo de moho que forma un polvo blanco, similar a harina, sobre las hojas de las plantas.
5. Pythium y Fusarium
Estos hongos pueden ser difíciles de detectar, pero una de las primeras señales de su presencia es la aparición de manchas blancas en la capa superior del suelo.
A las plántulas de marihuana les gustan las condiciones cálidas y húmedas. Pero, lamentablemente, a los bichos y a las plagas también les encantan estas condiciones. Mantenerlo todo súper limpio y cultivar las plántulas dentro de un propagador puede ayudarte a evitar una infestación.
Las plántulas se estiran para acercarse a la fuente de luz. Para evitar que tus plántulas desarrollen un tallo largo, flacucho y endeble, cultívalas bajo una luz CFL de espectro azul, situada aproximadamente 5cm por encima de la parte superior de las plantas. Y, tras la germinación, evita mantener tus plántulas en la oscuridad durante 24h (un consejo frecuente en los foros de cultivo), ya que la falta de luz hará que se estiren excesivamente.
Desafortunadamente, el trasplante de las plántulas no es una ciencia exacta; en lugar de seguir un calendario estricto, es necesario prestar atención a las plantas y saber en qué fijarse para determinar si la planta está lista para trasplantar.
Como hemos mencionado, una buena regla general es trasplantar las plántulas cuando sus hojas cubran totalmente la circunferencia de la maceta. Pasada una semana, más o menos, echa un vistazo a las raíces de la plántula; si puedes extraer todo el cepellón (las raíces unidas a la masa de tierra), estará lista para el trasplante.
Al manejar y trasplantar las plántulas, actúa con delicadeza. Cualquier pequeño daño en las raíces puede provocarles mucho estrés, y al ser plantas tan jóvenes y frágiles pueden tardar un tiempo en recuperarse.
En el interior de su cáscara dura, las semillas de cannabis contienen toda la información genética necesaria para germinar y crecer hasta convertirse en plantas grandes y deliciosas. Cuando se exponen al calor y la humedad, las semillas son capaces de absorber agua de su entorno; este proceso se conoce como imbibición y es fundamental para la vida de todas las plantas.
En cuanto el agua entra en la semilla, activa unas enzimas especiales que activan el desarrollo de la raíz primaria (la pequeña raíz blanca que brota de las semillas cuando germinan correctamente). Esta raíz empieza a penetrar profundamente la tierra en busca de más agua, mientras la semilla desarrolla un pequeño tallo que se dirige hacia la superficie buscando la luz.
Entonces, las semillas de marihuana producen dos cotiledones (hojas embrionarias) que se abren, desprendiéndose de la cáscara de la semilla. Tras desarrollar los cotiledones, las plantas de cannabis producirán su primer par de hojas verdaderas; estas crecerán del tallo principal y solo tendrán un dedo (o folíolo).
Durante las primeras etapas de su vida, las plántulas obtienen parte de su energía de las reservas contenidas en la propia semilla. Mientras van desarrollando las raíces, pueden absorber agua a través de las hojas. Cuando las plantas hayan desarrollado sus primeros pares de hojas verdaderas (hojas con 5-7 dedos), dejarán de considerarse plántulas y oficialmente habrán entrado en la fase vegetativa.
Recuerda que el crecimiento rápido y un follaje verde brillante indican que las plántulas están sanas.
Ahora que conoces la teoría para cultivar plántulas de marihuana sanas, llega el momento de ponerse manos a la obra. No olvides pedir uno de nuestros starter kits para conseguir los mejores resultados, y sigue leyendo nuestro blog para descubrir más consejos sobre cómo cultivar una hierba espectacular en casa.