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El marchitamiento fúngico puede destruir un cultivo de marihuana incluso antes de que empiece. Esta enfermedad está causada por diversos hongos patógenos y, aunque no tiene cura, puede prevenirse fácilmente.
El marchitamiento fúngico es una enfermedad que actúa rápidamente y puede matar las plantas de marihuana pocos días después de que broten de la tierra. De hecho, es tan rápida que puede impedir que broten en absoluto. Aunque es una enfermedad letal para las plántulas, no tiene por qué destruir todo el cultivo. Con los métodos adecuados, puedes reducir las probabilidades de que afecte a tus plántulas.
En este artículo examinamos las causas del marchitamiento fúngico, las condiciones ambientales que lo favorecen y cómo prevenirlo para que tus plantas superen la etapa inicial de su vida.
Índice:
El marchitamiento fúngico (también llamado “damping off” en inglés) es el nombre genérico que recibe una infección fúngica que afecta a las plántulas de cannabis, haciendo que se marchiten (de ahí el nombre de esta afección). Una vez que aparecen los síntomas, las plántulas no tardan en desplomarse y morir.
Los microbios responsables del damping off atacan las raíces de la planta. Si una planta se infecta, no podrás hacer mucho para salvarla, y suele ser una enfermedad mortal. Pero si separas las plantas infectadas del resto de plantas, tienes muchas posibilidades de salvar el resto del cultivo.
Hay varios tipos de microbios que habitan en la rizosfera y se alojan en las raíces de las plantas jóvenes de cannabis, haciendo que se marchiten.
Los síntomas del marchitamiento fúngico son similares a los del exceso de riego. Esto se debe a que ambas situaciones provocan que se pudran las raíces, de modo que las plantas no pueden absorber correctamente el agua y los nutrientes. De hecho, una de las razones por las que el exceso de riego puede causar la podredumbre de las raíces es que crea el entorno perfecto para los patógenos responsables del marchitamiento fúngico.
Los síntomas del marchitamiento fúngico son:
Conviene señalar que hay dos tipos de damping off:
Los causantes del marchitamiento fúngico de la marihuana son los hongos patógenos, como los mencionados arriba. Sin embargo, hay varios factores que favorecen la aparición de estos patógenos, por lo que es importante conocerlos para proteger la salud de las plántulas.
Regar demasiado el sustrato crea las condiciones perfectas para que los hongos patógenos se instalen ahí y maten rápidamente las plantas. Aunque las semillas necesitan que la tierra esté húmeda para germinar, no hace falta empaparla demasiado. Por tanto, debes aprender a regar correctamente el cannabis para evitar el marchitamiento fúngico.
La tierra encharcada probablemente sea la principal causa del marchitamiento fúngico. En ciertos entornos agrícolas esto podría estar fuera de nuestro control. Pero al cultivar marihuana, especialmente en interior, podemos controlar el grado de humedad de la tierra, evitando esta importante causa del damping off.
Si riegas correctamente, pero las macetas no drenan bien o no drenan en absoluto, la tierra podría encharcarse y tus plantas podrían sufrir marchitamiento fúngico.
Por tanto, es importante usar macetas con buen drenaje. Pero es poco probable que uses macetas inadecuadas, especialmente en la fase de plántula, por lo que debes fijarte en el sustrato: ¿está lo suficientemente suelto o está demasiado compactado? Algunos tipos de tierra y otros sustratos retienen mejor el agua que otros, y elegir un sustrato que drene bien es muy importante para el cannabis.
Los ambientes muy húmedos también aumentan las probabilidades de sufrir marchitamiento fúngico. Esto puede ser complicado, ya que las semillas necesitan bastante humedad para germinar, y puede que para entonces ya hayan aparecido los hongos. Si el resto de factores son correctos, un nivel elevado de humedad debería ser aceptable. Pero si los otros factores fallan, la humedad puede empeorar la situación.
Por tanto, es importante que conozcas los niveles de humedad adecuados para cada fase del cultivo de marihuana.
La humedad y la baja temperatura son la combinación perfecta para que proliferen los hongos. Esta es una de las razones por las que incluso los cultivadores de exterior prefieren germinar las semillas en interior, en condiciones más controladas. Mantener la tierra a una temperatura agradable durante las fases iniciales del cultivo ayudará a evitar el marchitamiento fúngico y, en general, contribuirá al buen desarrollo de la planta.
Obviamente, si usas tierra o compost que ya estén infectados, tus plantas no tendrán muchas posibilidades de sobrevivir. Por este motivo, debes tener mucho cuidado al elegir el sustrato para tus plantas.
Lo más fácil es comprar tierra de alta calidad, que estará libre de patógenos. Si decides hacer tu propia mezcla de tierra, debes pasteurizarla primero para eliminar cualquier posible patógeno. Y lo que es más importante, nunca reutilices la tierra sin esterilizarla primero, ya que podría contener hongos latentes que estarían esperando para atacar las raíces de las plántulas.
Si las plántulas están muy apiñadas y sus raíces crecen muy cerca unas de otras, corren un mayor riesgo de sufrir marchitamiento fúngico. El crecimiento más denso hace que sean más susceptibles de infectarse. Y si una se infecta, la infección se extenderá rápidamente por el resto de las plantas, destruyendo todo el cultivo.
Por esta razón, es mejor germinar las semillas en macetas individuales.
No solo la tierra puede venir infectada, sino también las propias semillas. Si compras semillas de buena calidad a vendedores de confianza, no estarán infectadas. Pero las semillas de baja calidad, las que encuentras en el fondo de una bolsa de cogollos o las que te da un amigo podrían estar infectadas.
Las plántulas tienen un sistema inmunitario muy débil, por lo que son muy vulnerables a las infecciones. Por ello, hay que procurar que las plántulas crezcan en las mejores condiciones posibles, sin estrés, durante esta fase inicial del cultivo.
La mala noticia es que no es posible curar las plántulas que ya estén afectadas por el marchitamiento fúngico. Sin embargo, puedes tomar medidas para reducir al mínimo los daños en el resto del cultivo.
Siempre es mejor prevenir que curar. Y en el caso del marchitamiento fúngico, la prevención realmente es la única solución. A continuación te explicamos cómo evitar el marchitamiento fúngico en las plántulas de marihuana.
Empieza con buen pie usando macetas limpias. No hace falta que estén nuevas, pero debes limpiarlas a fondo si se han usado antes.
Para ello, puedes pasteurizarlas en agua muy caliente durante una hora, o esterilizarlas con productos de limpieza adecuados.
Aprende a regar adecuadamente. Para las plántulas, esto significa mantener la tierra húmeda, pero no empapada. Básicamente, mientras la tierra esté húmeda, no hace falta regarla. Tan solo hay que regar ligeramente cuando la capa superior de la tierra esté seca al tacto.
Mantén un nivel de humedad adecuado para las plántulas. La humedad, o humedad relativa (HR), está relacionada con la temperatura. La temperatura adecuada para las plántulas de marihuana es de 20-25ºC con una HR del 65-70%.
No siembres las semillas demasiado juntas. Lo más probable es que uses macetas individuales con espacio suficiente para cada semilla. Pero, de lo contrario, las semillas deben sembrarse a una distancia mínima de 5cm entre sí.
Se cree que añadir bacterias ácido-lácticas al sustrato del cannabis ayuda a prevenir el marchitamiento fúngico[1]. Sin embargo, esta medida podría ser excesiva para los cultivos caseros pequeños, ya que mantener unos buenos hábitos de cultivo debería bastar para evitar esta enfermedad. Pero en el caso de los cultivos más grandes, que podrían sufrir grandes pérdidas, este paso podría ayudar a conseguir una buena cosecha.
En la naturaleza, las plantas y los hongos micorrícicos colaboran mutuamente desde hace mucho tiempo. Sin embargo, en el mundo de la marihuana, muchos cultivadores están empezando ahora a ser conscientes de la importancia de esta relación simbiótica.
Los hongos micorrícicos se alojan en las raíces de las plantas y extraen nutrientes esenciales de la planta. A cambio, descomponen nutrientes del suelo y hacen que sean mucho más accesibles para las plantas. Además, los hongos micorrícicos ayudan a proteger las raíces contra una serie de patógenos que viven en el suelo.
Por tanto, añadir hongos micorrícicos a la tierra no solo ayuda a proteger las plantas del marchitamiento fúngico, sino que también las ayuda a crecer más eficazmente, ¡lo que dará lugar a una mejor cosecha!
Los tricodermas son otro tipo de hongos beneficiosos que, si se añaden al sustrato, pueden mejorar el crecimiento de la planta y ayudar a defenderla de los patógenos. Al igual que los hongos micorrícicos, también descomponen los nutrientes del suelo y hacen que sean más fáciles de absorber para las plantas.
El marchitamiento fúngico en un cultivo de marihuana es un verdadero problema, porque cuando lo detectas ya es demasiado tarde. Si lo descubres en tu cultivo, lo mejor que puedes hacer es eliminar las plantas infectadas y rezar para que el resto del cultivo permanezca sano.
No obstante, si aplicas las medidas adecuadas para prevenirlo, puedes reducir considerablemente el riesgo de que las plántulas sufran marchitamiento fúngico. Hay dos conclusiones principales. En primer lugar, debes aprender las buenas técnicas de cultivo para que tus plantas crezcan óptimamente y reducir las probabilidades de que aparezcan ciertos hongos. Y en segundo lugar, ¡aprovecha las ventajas que te ofrece la naturaleza! Añade hongos beneficiosos a la tierra, ya que mejorarán el crecimiento de tus plantas y crearán una defensa natural contra el marchitamiento fúngico.