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Mantener el cuarto de cultivo limpio, ordenado y desinfectado ayuda a evitar que las plagas, enfermedades y moho se apoderen de tus plantas de marihuana. Una rutina de limpieza diaria, una buena circulación de aire con filtros, trampas para insectos, y cultivos asociados ayudan a proteger el espacio de cultivo. Descubre más consejos a continuación.
Índice:
El cultivo de marihuana en interior ofrece un mayor control del entorno, ya que puedes supervisar más de cerca el riego, la iluminación, los fertilizantes, e incluso el dióxido de carbono. Una plantación interior también ofrece mayor protección contra plagas y enfermedades. Al mantener limpios todos los rincones de tu espacio de cultivo, podrás organizarte mejor y reducir al mínimo el riesgo de que las plagas y los patógenos mermen tu producción, o incluso acaben con tus plantas.
Cuanto más limpio esté tu cuarto de cultivo, menos probabilidades habrá de que tengas que lidiar con plagas, patógenos y moho. Una mayor higiene reduce la propagación de bacterias y esporas fúngicas que pueden perjudicar las raíces, hojas y cogollos de marihuana.
Prestar una atención especial a la hora de introducir plantas y otros objetos en el espacio de cultivo ayuda a mantener las plagas a raya. Aunque los insectos beneficiosos siempre son bienvenidos, las infestaciones pueden arrasar rápidamente las hojas, tallos, cogollos y ramas.
En última instancia, mantener todo limpio beneficiará la salud y las cosechas de tus plantas. Cualquier enfermedad, moho o plaga tienen el potencial de arruinarlo todo. Deberás dedicar tiempo y esfuerzo a erradicar estas amenazas, ya que los daños más importantes frenarán el crecimiento de tus plantas, y posiblemente afectarán a tu cosecha.
Si empiezas a cultivar en un armario o cuarto de cultivo limpios, reducirás drásticamente las probabilidades de tener problemas de plagas y patógenos. Prevenir siempre es mejor que curar. También es conveniente limpiar el cuarto a fondo entre cada etapa del cultivo.
Esto es incluso más importante si acabas de pasarte semanas luchando contra plagas y patógenos. Sin embargo, una limpieza profunda te ayudará a reducir al mínimo cualquier riesgo, incluso si acabas de estrenar un armario nuevo.
Un limpieza rápida será suficiente para los armarios nuevos o usados que no han tenido problemas de plagas o moho. Solo tienes que pasar unas toallitas antibacterianas por el techo y las paredes, y barrer bien el suelo.
Si has tenido problemas con patógenos o plagas durante el cultivo anterior, deberás tomar medidas más radicales antes de empezar a cultivar de nuevo. En lugar de una limpieza rápida, tendrás que desinfectar completamente todo el espacio de cultivo.
Las esporas, los virus y las bacterias son seres microscópicos, y se agarran a las superficies que parecen relucientes a simple vista. Pon remedio a esto de inmediato para ahorrarte muchos problemas más adelante. Utiliza los siguientes productos para poder cultivar tu próxima generación de plantas en un entorno limpio.
La lejía es implacable con los microbios. Esta potente solución alcalina es un desinfectante muy eficaz, capaz de eliminar bacterias, hongos y virus. Asegúrate de usar guantes cuando limpies con lejía. Y considera la posibilidad de llevar gafas protectoras, especialmente si la vas a usar a una altura por encima de tu cabeza.
Mezcla 1 cucharada de lejía con unos 4 litros de agua. Combínalas bien, y aplica la solución a todas las superficies del armario con una esponja o paño. Deja que las superficies permanezcan húmedas durante un par de minutos, para que la lejía mate todos los microbios, antes de secar todo con una toalla.
El peróxido de hidrógeno o agua oxigenada acaba con todos los gérmenes. Incluso con una concentración del 3% (que es lo que suelen vender en la mayoría de comercios), esta sustancia es capaz de eliminar toda infestación microbiana. Pasa un paño empapado en esta solución desinfectante no tóxica por todas las superficies del armario.
Las bombas insecticidas ayudan a eliminar todo rastro de insectos del cuarto de cultivo. Son especialmente útiles cuando ya has tenido una plaga durante el último cultivo. Solo tienes que quitar la tapa para acabar con todos los insectos, ácaros, o cualquier otra plaga.
En este momento, tu cuarto de cultivo debería estar limpio como una patena. Pero también es necesario que mantengas un alto nivel de higiene en el futuro. Las cosas se ensucian muy rápido. Al poner el sustrato, las plantas y otros objetos en tu cuarto de cultivo, correrás el riesgo de introducir insectos, sus huevos, bacterias, y esporas fúngicas.
Mantén todo el material orgánico, como tierra y materia vegetal, fuera del suelo y las mesas, ya que estas superficies son un refugio excelente para bichos perjudiciales. A la hora de aspirar el cuarto de cultivo, te recomendamos usar una aspiradora seco/mojado. Estos dispositivos disponen de un filtro de alta eficiencia para absorber partículas (HEPA), que atrapa esporas fúngicas y bacterias, evitando que vuelvan a entrar en el espacio de cultivo.
El manejo integrado de plagas (IPM) ofrece un enfoque sostenible para acabar con los insectos que se alimentan de plantas. Muchos cultivadores introducen cultivos asociados, cubiertas vegetales, e incluso insectos beneficiosos en sus cuartos de cultivo, para combatir las plagas sin usar sustancias químicas nocivas.
Algunos ejemplos de IPM son:
Los esquejes son una forma estupenda de saltarte la germinación y acelerar las cosas. Sin embargo, deberás vigilar que no traigan pasajeros no deseados. Tendrás que desempeñar el papel de funcionario de aduanas con todos los esquejes que vayan a entrar en tu armario de cultivo. Inspecciona cada uno de ellos antes de introducirlos en el cuarto de cultivo. Es muy habitual encontrar pulgones, ácaros y otros bichos escondidos bajo las hojas o anidando entre los nudos. Deshazte de todas las plagas antes de trasplantar tus esquejes.
Cosechar es una tarea engorrosa. Al podar y recortar los cogollos, es probable que dejes el suelo perdido de tierra, hojas de azúcar y tallos. Asegúrate de barrer todos los deshechos después de la cosecha. Los insectos se sienten atraídos por el material vegetal y orgánico que utilizan como refugio, mientras que los hongos y las bacterias se alimentan de estos restos, y después se multiplican.
El medio de cultivo es un arma de doble filo. Por un lado, es una fuente de abono y vida microbiana beneficiosa. Por otro, puede albergar enfermedades y plagas que dificultan el crecimiento de las plantas de marihuana. Hay varios enfoques que puedes adoptar a la hora de tratar tu sustrato al final de cada etapa:
El flujo de aire es un aspecto clave para combatir la formación de moho. Los hongos crecen en ambientes húmedos y con aire estancado. Puedes reducir las probabilidades de que ocurra esto con ventiladores que mantengan el aire en movimiento por todo el cuarto de cultivo.
La defoliación permite que el aire circule mejor a través del dosel, y reduce al mínimo el riesgo de que aparezca moho durante la floración. Un sistema de ventilación con un conducto de entrada y otro de salida también garantiza un buen suministro de dióxido de carbono.
La cantidad de flujo de aire es tan importante como su calidad. Algunos cultivadores (que disponen de recursos para invertir) van un paso más allá y utilizan purificadores de aire. Estos dispositivos están equipados con filtros que impiden que esporas, bacterias, virus y plagas entren en el espacio de cultivo a través de la toma de aire. Además de purificar por completo el aire del espacio de cultivo, ayudan a mantenerlo lo más limpio posible.
También puedes comprar un purificador de aire de pie para tu cuarto de cultivo. Aunque caros, son muy eficaces a la hora de eliminar las partículas patógenas del aire.
El cultivo de marihuana ofrece momentos de alegría a diario. Tras un largo día de trabajo, no hay nada que sosiegue más el alma que prepararte una taza de té y visitar tu armario de cultivo. Tómate este rato como una oportunidad para cuidar de tu espacio de cultivo. Limpiar tu armario de cultivo un poco cada día te ayudará a reducir el riesgo de que se produzca una infestación de plagas y patógenos, y es mucho más efectivo que dejar que se acumule todo durante una o dos semanas.
Observa tus plantas de cerca. Recorre con la vista los tallos, las ramas, la cara inferior de las hojas y el entorno de los cogollos. Una inspección minuciosa de cada planta puede ayudarte a detectar síntomas de enfermedades o plagas que de otro modo pasarías por alto. Como te puedes imaginar, una lupa ayuda mucho con esta tarea.
Si ves algo durante tus rondas de vigilancia, límpialo de inmediato. Piensa qué puede atraer plagas y enfermedades, y soluciónalo sobre la marcha. Poda las hojas muertas y limpia cualquier resto de tierra, polvo y deshechos de mesas y bandejas.
Después de inspeccionar tus plantas una a una, dirige tu atención al cuarto de cultivo en general. Barre el suelo y quita el polvo. Eliminar a diario los posibles hábitats de las plagas es una estrategia de prevención simple pero efectiva.
La limpieza semanal del cuarto o armario de cultivo consiste en limpiar de forma más minuciosa durante más tiempo. No es necesario hacerlo todos los días, pero es una parte fundamental de la rutina de higiene del cuarto de cultivo.
Pásale un paño a todo tu equipo, herramientas y bandejas una vez por semana. Utiliza agua oxigenada al 3% y limpia todas las superficies para acabar con los patógenos rebeldes. Presta especial atención a cualquier herramienta que podrías haber usado en el jardín y te has olvidado de limpiar, ya que son posibles portadores de hongos y bacterias.
Los cultivadores hidropónicos a veces cometen el error de pensar que la ausencia de sustrato significa que no puede haber plagas ni enfermedades. Sin embargo, las bacterias y el moho pueden crecer dentro de los conductos y depósitos, y a algunas especies les encanta la humedad. Drena, limpia y esteriliza tu sistema de riego con una solución con lejía diluida una vez por semana, para evitar que se acumulen el moho y las algas.
Si decides invertir en un sistema de filtración del aire, deberás revisarlo semanalmente para asegurarte de que todo funcione a la perfección. Busca señales de desgaste que podrían permitir la entrada de esporas, bacterias y plagas a través del filtro. Cambia los filtros cuando detectes algún punto de entrada, o cuando superen su capacidad (por lo general, 6-12 meses).
Revisa la parte posterior de las superficies reflectantes de las paredes de tu armario de cultivo. Estas zonas pueden atrapar la humedad y el aire estancado, y son un criadero de moho. Si encuentras hongos, pásales un paño con peróxido de hidrógeno. También puedes limpiar estas superficies semanalmente como medida preventiva, aunque te parezca que están "limpias" en ese momento.
Ahora que ya tienes las listas de limpieza diaria y semanal, añade las siguientes tareas a tu calendario mensual. Aunque no es necesario llevarlas a cabo con demasiada frecuencia, siguen siendo lo bastante importantes como para dedicarles un rato cada mes.
Muchos cultivadores de interior descuidan las luces cuando limpian su espacio de cultivo. Pero las lámparas, las bombillas, e incluso los cables acumulan polvo y pueden servir como escondites de esporas y ácaros. Desmóntalas una vez al mes, durante el ciclo de "oscuridad", y límpialas a fondo.
Si has tomado la sabia decisión de automatizar tu riego, deberás comprobar todo el sistema. Las bacterias y el moho pueden acumularse en las tuberías oscuras y húmedas. Utiliza un limpiapipas para restregar cualquier biopelícula, seguido de un chorro de lejía diluida.
Cuando realices tu limpieza diaria y semanal, lo más probable es que limpies todas las superficies, herramientas, bandejas y suelo. Pero, si reservas un par de horas al mes, puedes dedicarlas a esterilizarlo todo. De esta forma, si te has dejado algo, podrás limpiarlo durante esas sesiones intensivas.
Durante tu sesión de “esterilización mensual”, es muy útil tener una lista a mano para asegurarte de limpiarlo todo. De esta forma, ninguna espora, célula bacteriana ni huevo de insecto tendrá posibilidad de sobrevivir.
Empieza por el techo y ve bajando hasta el suelo. Si lo haces al revés, los deshechos y las partículas se depositarán en un suelo que ya está limpio. Comienza quitando el polvo del techo, después de las paredes, y por último barre el suelo. Cuando termines, usa lejía o agua oxigenada para limpiar lo que te hayas dejado. Empieza por el techo y continúa de la misma forma que antes.
Para solucionar cualquier problema, debes saber a qué te enfrentas. Utiliza una guía de identificación de problemas para conocer mejor a tu enemigo y adoptar las medidas adecuadas.
Descubre a continuación las plagas y patógenos más frecuentes y sus remedios (insectos beneficiosos y cultivos asociados incluidos):
La organización es la base de la higiene del cuarto de cultivo, y de la prevención de plagas y patógenos. Sigue estos consejos: