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DPV: cómo aumentar la cosecha con el Déficit de Presión de Vapor
El Déficit de Vapor de Presión (DVP) es una técnica usada para calcular e implementar unas condiciones de temperatura y humedad relativa ideales, para conseguir unos resultados óptimos en el cultivo de marihuana.
DPV significa déficit de presión de vapor. Es una forma de calcular la combinación exacta de temperatura y humedad relativa para obtener los mejores resultados de una planta. Si puedes garantizar unas condiciones ambientales adecuadas y eres capaz de mantenerlas, los resultados son cuando menos impresionantes.
Si ya eres capaz de ajustar unos niveles de temperatura y humedad adecuados en tu cuarto de cultivo, deberías seguir leyendo este artículo.
Hace tiempo que se conoce el DPV, pero no se aplica mucho en el mundo de la horticultura, ya que las plantaciones a gran escala dependen del clima natural, en lugar de cultivarse en interior. Recientemente, con la aparición de los invernaderos y el aumento de cultivadores caseros de cannabis, se han logrado controlar las condiciones ambientales con mayor precisión para poder hacer un uso práctico del DPV.
Lo que anteriormente solo podían lograr los científicos universitarios, ahora puede conseguirlo cualquier persona, ¡y en cualquier lugar!
Solo necesitas un termómetro infrarrojo tipo pistola y un medidor de humedad relativa (que ya deberías tener). Apunta la pistola hacia la canopia de las plantas, comprueba la temperatura de las hojas y ajusta la temperatura o la humedad relativa (HR), lo que sea más apropiado.
En cuanto a la práctica, es así de simple. Pero la teoría puede volverse muy confusa rápidamente.
LA TEORÍA TRAS EL DVP
Vamos a intentar explicarlo de la forma más simple posible. Las matemáticas de este concepto son bastante complejas, pero no es necesario entrar en tantos detalles. Por suerte hay muchas tablas disponibles que facilitan los cálculos, de manera que solo tienes que cruzar dos números: la temperatura y la humedad relativa.
Pero… para ser más precisos, el DVP es la diferencia (o el déficit) entre la cantidad de agua que puede retener el aire y la cantidad de agua que contiene en ese momento. Esta diferencia se expresa en kilopascales, una medida de presión. Cuanto mayor sea la temperatura ambiente, mayor concentración de moléculas de agua podrá contener el aire, hasta que la humedad alcance el 100% y se produzca condensación. Así que a medida que cambian la temperatura y la humedad relativa, el déficit puede aumentar o disminuir enormemente.
¿REALMENTE NECESITO USAR EL DVP?
En absoluto. Depende de lo mucho que valores una producción abundante cuando llegue la cosecha.
La base del crecimiento de las plantas es: luz, agua y nutrientes. Como probablemente ya sabrás, las plantas consumen CO₂ (dióxido de carbono) y liberan O₂ (oxígeno). Absorben agua y nutrientes principalmente por las raíces y los transportan hacia las hojas, donde la fuente de luz actúa para energizar el proceso metabólico de la planta en crecimiento. Con el DVP puedes controlar (y con suerte aumentar) la velocidad de estos procesos metabólicos, aunque técnicamente de manera indirecta.
En la cara inferior de las hojas hay unas estructuras diminutas llamadas estomas. Son unos pequeños orificios que regulan la entrada de moléculas de agua y dióxido de carbono, a la vez que sirven de portal de salida para el oxígeno y las moléculas de agua.
Los estomas son sensibles a los cambios ambientales. Pueden "leer” el nivel de humedad del aire, así como la presión de la columna de aire. Si fuera necesario, pueden absorber más agua a través de las hojas. Eso son buenas noticias para los amantes de los pulverizadores foliares.
Pero por otro lado, si la temperatura es demasiado elevada, la planta intentará transpirar la mayor cantidad de agua posible para refrescarse. Igual que hacemos nosotros al sudar.
El problema aparece cuando tanto la temperatura como la humedad son demasiado elevadas o demasiado bajas. Por ejemplo, si la temperatura del cuarto es demasiado alta y la HR también tiene valores elevados, las hojas no son capaces de transpirar. Cuando esto sucede, el ritmo de producción de la marihuana disminuye.
Cuanto mayor es la temperatura del ambiente, mayor cantidad de moléculas de agua es capaz de absorber el aire. Esto aumenta la presión del aire circundante. Esta presión del aire es la que provoca que los estomas sean incapaces de abrirse. Entonces, los estomas trabajarán lo mejor que puedan, pero no serán tan eficientes y estarán lejos de funcionar a niveles óptimos.
Puede que pienses que ya controlas todos los aspectos de tu cuarto de cultivo, pero a nivel práctico, probablemente haya un amplio margen de mejora. Solo tiene sentido usar el DVP para ajustar las condiciones ideales si ya eres capaz de configurar con precisión los valores de la temperatura y la humedad. En la práctica, la mayoría del tiempo simplemente estarás ajustando la temperatura.
¡PERO SIEMPRE MANTENGO MI CUARTO EN NIVELES ÓPTIMOS!
A medida que te conviertes en un cultivador más avanzado, la cosa se vuelve más detallada, pero la recompensa también será mayor. Los cuartos de cultivo cada vez son más inteligentes, gracias a la bajada de precio de ciertas tecnologías. Hace unos años un kit de sensores completo era demasiado caro. Hoy en día, puedes tener mediciones continuas de tu habitación de cultivo directamente en tu smartphone, sin tener que arruinarte en el intento.
Por supuesto, todos sabemos que durante la floración debes mantener la temperatura alrededor de 25°C y la humedad relativa por debajo del 55-65%, para evitar que se pudran los cogollos. Una HR inferior al 35% podría estresar demasiado a la planta. Si aportas suplementos de CO₂, puedes aumentar los niveles de humedad y temperatura de forma segura.
Pero ¿y si pudieras aumentar considerablemente tu cosecha final, por el simple hecho de conocer con precisión la combinación exacta de temperatura y huemdad, para potenciar la eficiencia de los estomas? Este es el poder del DVP.


¿CÓMO FUNCIONA EN LA PRÁCTICA?
Empieza consiguiendo un termómetro infrarrojo tipo pistola. Por precios asequibles, puedes encontrar termómetros infrarrojos con una tolerancia de precisión más baja, pero con la calidad suficiente para cumplir su función y dejarte ver de primera mano la efectividad del DVP. O por pura curiosidad, para ver lo lejos o lo cerca que estás de unos resultados óptimos.
Empieza apuntando y disparando el láser de la pistola hacia la copa de las plantas, para tomar mediciones de temperatura en la superficie de las hojas. Variarán a lo largo de toda la copa de las plantas, así que toma unas cuantas medidas en las zonas más productivas. Calcula la media de estos valores para obtener la temperatura final, y a continuación anota tu nivel de HR actual.
Entonces solo tienes que cruzar estos números en una tabla como esta y conocerás el valor del DPV. Y lo mejor de todo es que no necesitarás hacer cálculos.
Si tus valores quedan lejos de los niveles óptimos (lo cual no sería sorprendente), solo tienes que analizar la opción más viable (la temperatura o la humedad) y ajustar el cuarto de cultivo en función de esto.
Y básicamente, eso es todo. Sigue estos pasos de vez en cuando para mantener los valores adecuados de DPV y prepárate para quedarte maravillado. Si pensabas que conocías bien tu variedad, podrías llevarte una buena sorpresa.
Para llevar esto a un nivel superior, puedes comprar un dispositivo de medición continua y ver las variaciones de temperatura y humedad durante un ciclo completo día-noche, lo que te permitirá ajustar los niveles para conseguir unos resultados óptimos.