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PSIS: Una técnica novedosa para obtener mayores cosechas de cannabis
Un nuevo estudio revela que el PSIS, la infusión de sacarosa en el tallo, puede redirigir el crecimiento hacia los cogollos y aumentar la masa seca y el rendimiento total de cannabinoides del cannabis, sin comprometer el equilibrio ni la estabilidad del quimiotipo.
Índice:
Los investigadores han descubierto que introducir sacarosa directamente en el tallo de las plantas de cannabis en floración, una técnica llamada PSIS, puede aumentar significativamente la masa seca de las flores y el rendimiento total de cannabinoides sin alterar el equilibrio de la planta ni su quimiotipo.
Este método sencillo y de baja presión podría convertirse en una herramienta valiosa tanto para cultivadores comerciales como domésticos que buscan mejorar la producción de forma limpia y biológicamente equilibrada. Descubre todo lo que necesitas saber sobre el PSIS a continuación.
El auge del mercado del cannabis
El panorama moderno del cannabis está cambiando a gran velocidad. Las genéticas siguen evolucionando, los entornos de cultivo son cada vez más controlados y los cultivadores están mejor informados que nunca. Desde pequeños armarios de cultivo hasta instalaciones con licencia, hay un punto en común: todos quieren plantas más sanas y cogollos más consistentes y fiables al llegar la cosecha.


A veces, las innovaciones en el cultivo de cannabis surgen de tecnologías complejas o de nuevas estrategias de cría. Otras veces, provienen de ideas sorprendentemente simples. El estudio que analizamos aquí gira en torno a uno de los insumos más básicos que existen: el azúcar común (sacarosa).
Un reciente estudio[1] realizado entre la Universidad de Liubliana (Eslovenia) y la Universidad Checa de Ciencias de la Vida de Praga (República Checa) exploró un enfoque novedoso llamado PSIS, siglas de “infusión de sacarosa en el tallo de la planta”.
En lugar de depender de la fertilización por suelo o de pulverizaciones foliares, el PSIS introduce una solución de sacarosa controlada directamente en el tallo a presión estable durante la floración. La idea es sencilla: aportar más sacarosa significa ofrecer más carbono justo cuando las flores más lo necesitan, dirigiendo así la energía hacia los cogollos en lugar de hacia un crecimiento excesivo de hojas.


Lo que hace que este estudio sea tan interesante es la naturaleza no disruptiva de la intervención. El PSIS mejoró el rendimiento de cannabinoides y la masa seca de las flores, pero los parámetros de fotosíntesis apenas cambiaron. En lugar de “forzar” a la planta a trabajar más o de empujar su metabolismo al límite, el cambio pareció ayudarla a distribuir mejor su energía, carbono y biomasa estructural.
Este ajuste sutil convierte al PSIS en una de esas innovaciones raras que son científicamente novedosas y, al mismo tiempo, accesibles para el cultivador común. En definitiva, el estudio reveló un insumo simple pero eficaz que podría incorporarse fácilmente tanto en cultivos domésticos como comerciales.
¿Qué es la infusión de sacarosa en el tallo (PSIS)?
El PSIS es un método de administración dirigido a través del tallo. En la práctica, una línea estéril introduce una concentración específica de sacarosa directamente en el tallo de la planta mediante presión baja y controlada.
El carbono de la sacarosa entra así en las vías internas de transporte de la planta, evitando los cuellos de botella y las variables que suelen aparecer en la absorción de nutrientes a través del suelo y las raíces.
Para entender su diferencia, conviene compararlo con los métodos que la mayoría de cultivadores ya conocen:
- Fertilización foliar: Tiene beneficios de corta duración y puede provocar quemaduras o estrés en las hojas si la concentración es demasiado alta.
- Alimentación por raíces: Depende de la química del suelo, la microbiología, la distribución del agua, la salud radicular y la transpiración. Ofrece muchas ventajas, pero también limitaciones.
En cambio, el PSIS permite que la sacarosa circule por el sistema vascular bajo una presión controlada. En los tratamientos más exitosos, la presión fue lo suficientemente baja como para no sobrecargar mecánicamente las plantas.
De este modo, recibieron carbono adicional sin perturbar su metabolismo normal. Esta infusión directa proporcionó una forma estable y predecible de aumentar el rendimiento sin desestabilizar el sistema.
También es importante recordar que la sacarosa no es solo una fuente de energía. En las plantas, actúa además como una señal reguladora. Cuando aparece en ciertas zonas y proporciones, influye en los procesos de desarrollo.
Puede “indicar” a los tejidos cuándo comportarse como sumideros (que absorben recursos) o como fuentes (que los ceden a otras partes). Las flores son sumideros naturales muy fuertes y, durante la floración, introducir más sacarosa de manera controlada parece reforzar ese comportamiento.
Esto probablemente explica por qué el estudio mostró un notable aumento en la masa seca de las flores y en el rendimiento de cannabinoides bajo las condiciones de presión adecuadas, incluso cuando los parámetros clásicos de fotosíntesis apenas variaron.
La prueba: método y diseño
Para estudiar el potencial del PSIS, los investigadores realizaron experimentos controlados con 72 plantas de Charlotte’s Angel, un conocido quimiotipo rico en CBD y bajo en THC. Esta elección permitió observar los cambios en el rendimiento total de cannabinoides sin el riesgo de aumentos inesperados de THC, ya que la expresión genética de base se inclina claramente hacia la producción de CBD.
El estudio probó distintas concentraciones de sacarosa (0%, 7,5%, 15% y 30%) combinadas con tres niveles de presión: 0,5 bar, 1 bar y 2 bar. Las infusiones se aplicaron al inicio de la floración y se evaluaron parámetros como la altura, la biomasa estructural total y varios indicadores fisiológicos, incluida la fotosíntesis.
Resultados: cómo el PSIS mejora los rendimientos del cannabis
El hallazgo más relevante fue el papel de la presión suave. A 0,5 bar, el PSIS combinado con un 15–30% de sacarosa produjo los mejores resultados: la masa seca de las flores aumentó hasta un 31% y el rendimiento de cannabinoides hasta un 34% por planta.
Las plantas tratadas con PSIS a 0,5 bar fueron más altas y mostraron una mayor masa de flores y tallos. En cambio, al aumentar la presión, los resultados se invirtieron. A 1 bar, las plantas mostraron un incremento en la respiración, lo que indica que estaban quemando carbono adicional en lugar de almacenarlo en tejidos estructurales o cannabinoides.
A 2 bar, algunos grupos de tratamiento incluso obtuvieron resultados inferiores al control en cuanto al rendimiento de cannabinoides.


Otro detalle importante fue que el quimiotipo no cambió. Aunque la masa seca de las flores y el rendimiento total de cannabinoides aumentaron con el PSIS, el CBD siguió siendo el cannabinoide dominante y los niveles de THC se mantuvieron muy bajos, similares a los del grupo control.
Esto demuestra que la mejora se debió a una mayor inversión de energía en la producción floral y no a un cambio en el equilibrio de los cannabinoides. Para los cultivadores que trabajan con perfiles regulados o específicos, esta estabilidad es una gran ventaja para mantener los niveles dentro de los límites requeridos.
¿Qué puede aportar el PSIS a los cultivadores de cannabis?
Los resultados de este estudio apuntan a una nueva dirección prometedora para el cultivo de cannabis. El PSIS no sustituirá a los fertilizantes, la biología del suelo, las genéticas ni los fundamentos del cultivo. Más bien, podría convertirse en una técnica de apoyo sutil y oportuna que aporte carbono justo cuando las flores más lo necesitan, aumentando el rendimiento y el contenido de cannabinoides donde haga falta.
Para operaciones comerciales, este enfoque podría convertirse en una forma escalable de incrementar la producción sin tener que modificar completamente las estrategias de alimentación. Y como el mecanismo es tan sencillo, resultaría más fácil de probar, medir y validar que otras alternativas más complejas.
Para los pequeños cultivos y cultivadores domésticos, el PSIS podría encontrar su lugar en el futuro, una vez que se realicen más pruebas y ajustes. Combina una base científica sólida con un concepto intuitivo: el carbono importa cuando los cogollos crecen rápido.
La conclusión: el PSIS demuestra que un aporte de carbono suave y bien sincronizado puede dirigir la energía hacia las partes que realmente cosechamos, sin alterar el equilibrio de la planta ni modificar su quimiotipo.
