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By Luke Sumpter

El estrés lumínico afecta principalmente a las plantas de cannabis de interior. En este entorno, los cultivadores tienen que equilibrar una serie de variables, como la distancia de la lámpara de cultivo a las copas de las plantas y su intensidad. Si colocas la lámpara demasiado cerca, fomentarás las quemaduras de luz. Si la colocas demasiado lejos, tus plantas no rendirán al máximo y se estirarán excesivamente hacia la fuente de luz. Tanto si eres principiante y te preguntas cómo solucionar el estrés lumínico, como si ya tienes experiencia y quieres mejorar tus conocimientos, a continuación aprenderás todo lo que necesitas saber sobre las quemaduras por luz.

Para empezar, debes saber que, técnicamente, las plantas no pueden recibir “demasiada” luz; los fotones en sí no son el problema. Más bien, es un desequilibrio entre la luz y los demás recursos que necesita el cannabis lo que provoca estrés lumínico: la demanda de agua, dióxido de carbono y nutrientes aumenta al mismo tiempo que la intensidad de la luz.

Si cuelgas una luz demasiado potente sobre tu planta pero no ajustas estos parámetros, vas a tener problemas (en forma de estrés lumínico). Además, es el calor emitido por la luz, y no los fotones en sí, lo que provoca las quemaduras. Si colocas la luz de forma incorrecta, literalmente freirás las partes superiores de las plantas.

Una vez aclarado esto, echemos un vistazo a los signos de estrés lumínico, cómo solucionarlo y cómo prevenir las quemaduras lumínicas en primer lugar.


Signos de demasiada luz en las plantas de cannabis

Cogollos blanqueados

Un síntoma inconfundible de la quemadura por luz es la decoloración de las flores. Este fenómeno se produce cuando las flores están demasiado cerca de lámparas de alta potencia. Puede que hayas visto imágenes de flores "albinas" en internet. Algo que podría parecer consecuencia natural de una genética poco frecuente, pero lo cierto es que, la mayoría de las veces, es simplemente una decoloración. Por suerte, no es fácil pasar por alto unas flores que se están volviendo blancas.

Aunque los cogollos blancos tienen un aspecto interesante, lo más probable es que sean inservibles. El calor degrada los cannabinoides de la resina, lo que hace que los cogollos pierdan potencia. El aroma y sabor de estos cogollos también serán inferiores. Los terpenos responsables de estos rasgos son hidrocarburos altamente volátiles, y el exceso de calor también los acaba degradando.

Bleached Buds

Hojas amarillas

Las hojas amarillas son otro signo de que la planta está sufriendo quemaduras por luz. Pero también puede significar que padece una deficiencia de nitrógeno. La diferencia es que el amarilleamiento de las hojas causado por esta deficiencia nutritiva empieza en la parte inferior de la planta, que tendrá aspecto marchitado, y las hojas se caerán por sí mismas o serán muy fáciles de arrancar. Por otro lado, la coloración como consecuencia de una quemadura por luz ocurre en la parte superior de la planta, y estas hojas son mucho más robustas y difíciles de eliminar.

Yellow Leaves

Crecimiento atrofiado

Las quemaduras por luz pueden reducir el ritmo de crecimiento debido a los daños infligidos al aparato fotosintético. Las hojas quemadas empiezan a perder su contenido de agua, se arrugan y se vuelven amarillas. Debido a la falta de agua, estructura y clorofila, las hojas afectadas no pueden realizar la fotosíntesis. Durante las primeras etapas de desarrollo, cuando las plantas tienen pocas hojas, esto puede frenar el crecimiento y afectar a la salud de la planta más adelante en el ciclo de crecimiento.

Cómo solucionar las quemaduras por luz en la hierba

Lo primero que deberías hacer es alejar las plantas de las luces. Para esto, puedes mover las plantas o puedes alejar las luces, si tienes espacio. Al escoger una nueva ubicación para las macetas, ten en cuenta las zonas más afectadas de cada planta. También puedes quitar alguna luz. Si has montado bien el sistema de luces, retirar alguna bombilla no debería afectar a tus plantas.

Si no es posible mover las plantas o reducir la iluminación, siempre puedes aplicar la técnica de entrenamiento de bajo estrés a las plantas. Este es un método para aumentar la cosecha, que se basa en intentar mantener todas las ramas de la planta a la misma altura. Cuando el tallo va subiendo, debería doblarse lateralmente y atarse para que permanezca en esa posición.

También puedes intentar bajar la temperatura de la habitación. Esto debe hacerse muy lentamente y siempre manteniendo una temperatura consistente. Las plantas necesitan un tiempo para adaptarse. Cualquier cambio que necesites hacer en el entorno o el medio de las plantas, debería hacerse con paciencia y cuidado. No importa lo bien que riegues o fertilices tus plantas; si no cuidas del ambiente correctamente, las plantas morirán.

Cómo evitar que las plantas reciban demasiada luz

Ahora, vamos a analizar cómo evitar proporcionar demasiada luz para empezar. La distancia entre la luz y la(s) planta(s) sigue siendo clave aquí. Todo depende del tipo de luz en cuestión. Normalmente, la mayoría de los cultivadores domésticos de interior consiguen buenos resultados con una distribución de la potencia en torno a los 400-600W por m².

Si utilizas una lámpara de halogenuros metálicos (HM) o de sodio de alta presión (HPS) dentro de este rango de potencia, procura mantener estas distancias:

  • 400W: 30-50cm
  • 600W: 35-65cm

Si prefieres los diodos emisores de luz (LED), coloca tus luces dentro de estas franjas:

  • 400W: 40-75cm
  • 600W: 60-65cm

También puedes utilizar un luxómetro para saber dónde colocar las luces. La medición de lux (lúmenes/m²) puede ayudar a los cultivadores a precisar la posición de las luces y, por tanto, a optimizar el rendimiento de las plantas. Intenta alcanzar estos rangos de lux durante las tres fases principales del ciclo de cultivo:

  • Fase de plántula: 5.000-7.000 luxes
  • Fase de vegetación: 15.000-50.000 luxes
  • Fase de floración: 45.000-65.000 luxes

¿Pueden las plantas recibir demasiada luz?

Efectivamente, puedes exponer a las plantas de cannabis a demasiada luz, si no tienes recursos adicionales para ayudarlas a manejar este estímulo. A continuación, cubrimos los ciclos de luz óptimos, más terminología técnica cuando se trata de medir la luz, y por qué debes tener en cuenta tu espacio de cultivo antes de invertir en una lámpara.

Ciclos de luz de 18 horas vs 24 horas

¿Cuánta luz debes proporcionar a tus plantas durante las diferentes etapas de crecimiento? Las plantas fotoperiódicas necesitan entre 18 y 24 horas de luz durante la etapa vegetativa, y 12 horas de luz durante la floración para permanecer en la etapa de floración. Las plantas autoflorecientes pueden recibir entre 18 y 24 horas de luz durante todo el ciclo de crecimiento, ya que no necesitan un horario de luz determinado para iniciar la floración. Pero, ¿por qué ciclo se debe optar durante la etapa vegetativa del fotoperiodo y durante todo el ciclo de vida de las autoflorecientes?

Hay un gran debate en torno a este tema. Algunos cultivadores consiguen excelentes resultados cuando maximizan el ciclo de luz, mientras que otros afirman que la diferencia es mínima. Sin embargo, dado que la luz propulsa la fotosíntesis, y la fotosíntesis propulsa el crecimiento, puede esperarse un ritmo de crecimiento más rápido si se mantiene la lámpara encendida durante 24 horas al día.

Entonces, ¿por qué no todos los cultivadores siguen esta estrategia? Hay dos razones principales. La primera y más importante es que cuesta más hacer funcionar una lámpara durante esta cantidad de tiempo. Si cultivas marihuana en interior durante todo el año, te enfrentas a un aumento sustancial de tu gasto en electricidad. En segundo lugar, el aumento de la fotosíntesis y el crecimiento requieren mayores cantidades de agua y fertilizantes. Cuanto más tiempo mantengas tu lámpara en funcionamiento, más necesidades de tus plantas tendrás que satisfacer en las diferentes fases de crecimiento.

Explicación de la PPFD y los luxómetros

Hemos hablado brevemente de los luxómetros, dispositivos que miden la cantidad de lúmenes en una determinada superficie. Aunque algunos cultivadores valoran esta métrica, no nos cuenta toda la historia. ¿Por qué? Porque los lúmenes son una medida de la luz visible para el ojo humano. Sin embargo, nuestros ojos solo son sensibles a una parte del espectro que las plantas utilizan para la fotosíntesis.

Por ello, muchos cultivadores prefieren medir la radiación fotosintéticamente activa (RFA), es decir, la gama de fotones que las plantas convierten en energía. Esto se hace midiendo la densidad de flujo de fotones fotosintéticos (PPFD) con un medidor de PAR. Estos dispositivos informan a los cultivadores de la cantidad de luz fotosintéticamente útil que incide en un área de 1 metro cuadrado por segundo (µmols/m²/s). Cuando coloques tu lámpara, intenta conseguir un nivel de PAR de entre 300 y 400µmols/m²/seg.

Más luz significa más recursos

Si quieres un crecimiento más rápido en un periodo más corto, tiene sentido utilizar una luz más potente. Sin embargo, este beneficio tiene un coste. Un aumento del metabolismo a través de mayores tasas de fotosíntesis significa que tendrás que ajustar la PPFD a las demás exigencias de la planta. Entre ellas se encuentran:

  • Más fertilización: tu planta necesitará niveles más altos de nutrientes clave, sobre todo de nitrógeno, cuando reciba una luz más potente. Aumenta tu dosis semanal si utilizas fertilizantes sintéticos. Si cultivas de forma orgánica, las algas líquidas y la emulsión de pescado son buenas fuentes.
  • Más agua: tendrás que vigilar la hidratación de las plantas. Observa con frecuencia la pérdida de turgencia y riega cada vez que se sequen los centímetros superiores del medio de cultivo.
  • Controla la temperatura y la humedad: las luces más potentes desprenden más calor. Utiliza ventiladores para reducir las temperaturas excesivas y un humidificador para evitar que el follaje se reseque demasiado.
  • Ten en cuenta el dióxido de carbono: el uso de luces más potentes te dará la oportunidad de usar suplementación con CO₂. Esta combinación puede aumentar la resistencia de las plantas, acelerar el crecimiento y dar lugar a mejores cosechas.
18:6 Ratio
24:0 Ratio
12:12 Ratio

Ajusta la iluminación al espacio

Selecciona una luz que sea compatible con tu espacio de cultivo. Si tienes un microcultivo, puedes arreglártelas con una pequeña lámpara LED de 200W. Si estás cultivando en un armario de 2×2×2m, necesitarás una luz más grande y potente para aprovechar al máximo tu entorno. Puede ser tentador colocar una luz potente de 600W en tu pequeño armario de cultivo para conseguir la máxima productividad posible, pero puede resultar contraproducente. Verás que tu planta está desesperada por obtener más nutrientes y agua, y (dependiendo del tamaño de la maceta) es probable que empiece a crecer demasiado cerca de la lámpara y sufra las inevitables quemaduras por la luz. Si se ajusta la PPFD, se fertilizan bien las plantas y se cuida el riego, se alcanzará el potencial genético de la planta, sin sufrir quemaduras en el proceso.

¿Cuánta luz necesita una planta de cannabis?

Las plantas de marihuana necesitan suficientes fotones para sobrevivir, pero pueden soportar muchos más. Técnicamente, las plantas de cannabis no pueden recibir demasiada luz. Las autoflorecientes y las fotoperiódicas en fase vegetativa se desarrollarán bien bajo una fuente de luz potente durante 24 horas al día, siempre que reciban suficiente abono, flujo de aire, agua y humedad para hacer frente al fuerte aumento de los procesos metabólicos. Sin embargo, la mayoría de los cultivadores caseros logran un equilibrio entre la producción óptima, los costes de electricidad y la salud de las plantas. Para conseguirlo, basta con seguir las recomendaciones anteriores sobre distancia de la luz, luxes y PAR. ¡Feliz cultivo!

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