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By Max Sargent

Desde microcultivos a operaciones comerciales, el moho y la pudrición del cogollo son dos de las principales preocupaciones de cualquier productor de cannabis. Reconocer los primeros síntomas de una infestación de moho y saber prevenirla, es una de las habilidades más importantes que necesita tener todo cultivador. La prevención es la mejor forma de evitar que la marihuana sufra una infestación, y es más fácil que intentar curar una planta infectada. Combatir el moho y la pudrición del cogollo es un trabajo duro, y la mayoría de las veces, lo mejor es eliminar y destruir las plantas infectadas.

Fumar o vapear flores de marihuana con moho es peligroso para la salud y se debe evitar a toda costa. Pero, incluso el cannabis adecuadamente secado y "limpio" podría contener minúsculas cantidades de patógenos, y lo mismo ocurre con las verduras. Un fumeta sano tolera bien la inhalación de algunos de estos microorganismos, pero quienes consumen marihuana con fines medicinales, o padecen trastornos respiratorios, podrían desarrollar problemas de salud. Y aquí es donde entra en juego la irradiación del cannabis.

EL PROCESO DE IRRADIACIÓN TRAS LA COSECHA

La inocuidad de los alimentos irradiados se lleva debatiendo décadas. Cuando se irradian los alimentos, los rayos alfa o gamma de alta frecuencia acaban con la E. coli, la salmonella y otros microbios, así como con parásitos y hongos. Estados Unidos aprobó por primera vez la radiación de productos alimenticios en 1958 y, durante muchos años, este proceso se ha considerado seguro por parte de la Organización Mundial de la Salud. La irradiación de alimentos está permitida en más de 60 países, pero no para cualquier tipo de producto. Los más habituales son hierbas secas, especias, patatas, cebollas, trigo, y carne de vacuno picada fresca y congelada. Las normativas suelen desaconsejar la irradiación como sustituto de la higiene y las buenas prácticas agrícolas y de fabricación, y recomiendan que su nivel sea lo más bajo posible.

NORMAS DE SEGURIDAD MICROBIANA PARA EL CANNABIS MEDICINAL

Las regulaciones farmacéuticas especifican que los derivados del cannabis medicinal deben cumplir unos estándares muy estrictos en relación a la contaminación microbiana. Los estándares europeos, estadounidenses y canadienses para los preparados médicos inhalados, requieren la ausencia de ciertos patógenos como el moho. Desafortunadamente, es imposible cultivar y procesar plantas de marihuana en condiciones completamente estériles, así como mantener un nivel de contaminación por debajo de los límites exigidos.

Por ello, la descontaminación del cannabis medicinal es una necesidad, y la única opción es usar la radiación ionizante, porque otros tratamientos de descontaminación alterarían la composición química y la textura de las flores. No obstante, muchos pacientes afirman que los productos cannábicos tratados con irradiación tienen un sabor o efecto diferente, lo que indica que se produce un cambio en la bioquímica del contenido original.

Desde el punto de vista de los cultivadores comerciales de cannabis medicinal, la irradiación es a menudo un medio insustituible que garantiza un producto final seguro y puro, aunque algunos sostengan que no necesitan este proceso para proporcionar una marihuana sin contaminantes.

Moho En La Marihuana Medicinal: Irradiación

UN COMPROMISO ENTRE RIESGOS Y BENEFICIOS

Casi todas las principales marcas de cannabis para consumo médico utilizan la irradiación. Sin embargo, algunos pacientes opinan que la marihuana irradiada no es tan segura y efectiva como el cogollo "natural". Y aunque es muy poco probable que la radiación interactúe de forma adversa con nuestro ADN y procesos corporales, ¿podría dañar el contenido de terpenos y cannabinoides de las flores de cannabis y, por lo tanto, alterar su sabor y efecto?

Un estudio realizado por el investigador del cannabis Arno Hazekamp, y encargado por Bedrocan, un productor holandés de marihuana medicinal, analizó los efectos de la irradiación[1] en distintas variedades de cannabis. Se examinaron muestras de flores secas antes y después de someterlas a un tratamiento de irradiación con rayos gamma. El proceso no alteró el perfil terpenoide en general, pero sí redujo ligeramente el contenido de algunos terpenos. Tampoco se observó ninguna reducción o alteración del contenido de THC y CBD, humedad, o estructura física. Dicho esto, este estudio no está libre de fallos, y seguramente pasará algún tiempo antes de que los cultivadores caseros empiecen a irradiar su cannabis.

Los datos vigentes respaldan el uso de este proceso industrial altamente regulado para las flores de marihuana medicinal, al menos hasta que se desarrollen otros métodos más avanzados. Dan Sutton, fundador y CEO de la productora de cannabis con sede en la Columbia Británica, Tantalus Labs, calcula que cerca de un 80% de los cultivadores canadienses autorizados utilizan la radiación para cumplir con las estrictas directrices impuestas por el Organismo de Salud Pública. Y lo mismo está ocurriendo en Europa, donde las mejoras en las normativas de higiene para el cultivo y procesamiento reduce al mínimo los niveles de irradiación.

Parece que el cannabis irradiado es seguro, por lo que no hay motivo para preocuparse cuando se fuma, y tampoco para no seguir mejorando nuestras técnicas de cultivo casero mientras esperamos a que los métodos más avanzados sean más accesibles.

Fuentes Externas
  1. Evaluating the Effects of Gamma-Irradiation for Decontamination of Medicinal Cannabis https://bedrocan.com
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